elocation-id: e3562
Moringa oleifera Lam. es una especie originaria de la India, empleada en muchos países por su gran potencial comercial en la alimentación y sus beneficios en la salud. En México, su cultivo, uso y comercialización se ha extendido en los últimos 10 años. El objetivo de este estudio fue caracterizar los cultivos comerciales de Moringa oleifera en el sur-sureste de México. Se utilizó un cuestionario estructurado y se entrevistó a 27 productores comerciales de moringa en los estados de Veracruz (18.52%), Oaxaca (22.22%), Guerrero (22.22%), Chiapas (18.52%) y Yucatán (18.52%). La investigación se realizó en el sur-sureste de México durante los meses de abril y mayo del 2018. Se realizaron análisis estadísticos descriptivos. Se encontró que 81% de los productores comercializa productos de moringa, con fines medicinales (100%), alimenticios (85%), bioenergéticos (19%), forrajeros (14%), floculante (11%) y para producción de miel (4%). Los productos comercializados son: hoja (89%), semilla (70%) y plántula (56%). Se concluye que el cultivo de moringa en el sur-sureste de México con fines comerciales está en auge en diferentes presentaciones y usos. Para varios productores esta planta representó una oportunidad de negocio.
agroecosistema tropical, comercialización, organización, producción.
Moringa oleifera Lam. es un árbol originario los bosques tropicales secos de las tierras bajas del noroeste de la India (Estrada-Hernández et al., 2016). Se cultiva en climas tropicales y subtropicales, desde el nivel de mar hasta altitudes de 2 000 m (Leone et al., 2015). Sin embargo, el desempeño como cultivo se ve afectado a medida que se incrementa la altitud (Olson y Alvarado-Cárdenas, 2016). Por la diversidad y usos potenciales (medicinal, alimenticio, forrajero, bioenergético, floculante, industrial, biofertilizante y bioadsorbente), esta planta se ha convertido en una oportunidad de negocio en diversos países, incluido México (Velázquez-Zavala et al., 2016).
Sus hojas contienen niveles importantes de proteínas, carbohidratos, vitaminas, minerales y compuestos fenólicos (Peñalver et al., 2022). Esta planta se introdujo a través de la costa del pacífico mexicano durante los viajes de la Nao de China (Olson y Fahey, 2011). Cabe resaltar que las zonas semiáridas y de trópico subhúmedo de México reúnen las condiciones adecuadas para el cultivo de esta planta (Olson y Fahey, 2011). Olson y Alvarado-Cárdenas (2016) señalan que esta planta se ha cultivado con gran éxito y su uso se ha incrementado en la sociedad mexicana en los últimos 10 años.
Sin embargo, la buena aceptación de esta planta entre los productores no es garantía de un buen manejo agronómico. Gandji et al. (2018) describen que algunos productores que comercializan productos de moringa no tienen el conocimiento suficiente o realizan prácticas poco eficientes para obtener un material vegetativo en cantidad y calidad. Además, no se ha caracterizado el manejo agronómico y la situación productiva de moringa en el sur-sureste de México, particularmente en plantaciones comerciales.
La importancia del desarrollo de investigaciones relacionadas con el manejo y comercialización de moringa radica en un programa de desarrollo rural que beneficie a los productores (Seifu y Teketay, 2020). Actualmente, a nivel internacional se ha incrementado sustantivamente la venta de productos comerciales elaborados a partir de moringa. Es común ver en tiendas naturistas y centros comerciales la venta de cápsulas y hoja deshidratada como suplemento alimenticio. Para el caso de México, existe escasa o nula información de quiénes están produciendo moringa con fines comerciales, los productos que elaboran y cuáles son los atributos de dichos productores.
El objetivo de este estudio fue realizar una caracterización de los cultivos comerciales de M. oleifera en el sur-sureste de México, en términos de características socioeconómicas de los productores, nivel de manejo agronómico de las plantaciones y diversidad de los productos elaborados y comercializados.
Este estudio se enfocó a conocer las prácticas de manejo agronómico a nivel de campo, los desafíos que enfrentan los productores en términos de cultivo y comercialización mediante la aplicación de un cuestionario estructurado en el sur-sureste de México durante los meses de abril y mayo de 2018. La investigación se enfocó a productores que tuvieran plantaciones de moringa con fines comerciales en el sur-sureste de México. Para identificar las plantaciones comerciales de moringa existentes en el sur-sureste de México se realizó una búsqueda a través de Internet con palabras clave como: Moringa oleifera, venta de productos, cultivos comerciales en el sur-sureste de México.
Una vez identificados los sitios, personas y empresas, se les contactó vía telefónica y correo electrónico, explicando el propósito de la investigación y solicitando su cooperación para realizar la entrevista correspondiente. Así, se identificaron 27 plantaciones comerciales de moringa en los estados de Veracruz (V), Oaxaca (O), Guerrero (G), Chiapas (C) y Yucatán (Y). Cada cultivo fue identificado con la localidad, municipio, estado, longitud y latitud (Cuadro 1).
Las plantaciones incluidas en el estudio fueron ubicadas geográficamente a través del programa de ARCgis Versión 10.5 (ESRI, 2016) (Figura 1). Las capas de datos climatológicos fueron obtenidas de Uniatmos (uniatmos.atmosfera.unam.mx/) y a través del programa Qgis versión 3.0.2 se obtuvieron los datos de temperatura media, altitud y precipitación media anual de los sitios de cultivo ubicados geográficamente.
La selección de la muestra fue de forma intencional (dirigida), siendo los criterios de selección: la finalidad comercial del cultivo y ubicación geográfica. Los 27 productores de moringa entrevistados corresponden al 80% de los productores con plantaciones comerciales en el de México. Se diseñó un cuestionario estructurado con la finalidad de recabar la información que permitiera conocer las características del cultivo de moringa (Flick, 2006).
El cuestionario incluyó los apartados siguientes: 1) perfil del entrevistado; 2) perfil de la finca; 3) proceso de adopción de la especie; 4) manejo agronómico del cultivo; 5) manejo postcosecha; 6) aspectos comerciales y 7) organización y capacitación. El cuestionario fue aplicado a través de entrevistas personalizadas y comunicación telefónica. Todos los entrevistados mostraron disposición a ser entrevistados y el tiempo de la entrevista varió en función de la vía de comunicación.
En este trabajo, se identificó la presencia de diversas especies asociadas al cultivo de moringa. Los cultivos asociados fueron limón (33.33%), naranja (11.11%), maíz (11.11%), chile (3.7%), estevia (11.11%), pitaya (3.7%), albahaca (3.7%), neem (3.7%), papaya (7.41%), mangostán (3.7%), guácimo (3.7%) y café (3.7%).
Los estados de Oaxaca y Guerrero, estuvieron representados por un 22.22% de los participantes de la encuesta y los estados de Veracruz, Chiapas y Yucatán en un 18.52% cada uno. Se determinó la altitud (msnm), temperatura media (°C) y precipitación anual (mm) en cada cultivo comercial. Los factores ambientales para los cultivos fueron V1 (67 msnm, 26 °C y 1 039 mm), V2 (210 msnm, 25 °C y 1 134 mm), V3 (50 msnm, 26 °C y 1 658 mm), V4 (202 msnm, 23 °C y 1 886 mm), V5 (349 msnm, 25 °C y 894 mm), O1 (341 msnm, 26 °C y 1 603 mm), O2 (17 msnm, 28 °C y 1 302 mm), O4 (1 507 msnm, 21 °C y 634 mm), O5 (175 msnm, 26 °C y 1 016 mm), O6 (1 081 msnm, 24 °C y 623 mm), G1 (21 msnm, 27 °C y 1 015 mm), G2 (10 msnm, 27 °C y 905 mm), G3 (124 msnm, 27 °C y 1 146 mm), G5 (17 msnm, 27 °C y 1 122 mm), G6 (19 msnm, 27 °C y 1 114 mm), C1 (134 msnm, 27 °C y 3 456 mm), C2 (525 msnm, 25 °C y 930 mm), C4 (570 msnm, 25 °C y 1 830 mm), Y1 (40 msnm, 26 °C y 1 168 mm), Y2 (8 msnm, 27 °C y 1002 mm) y Y3 (29 msnm, 26 °C y 1 219 mm).
Se encontraron diferencias en la temperatura, altitud y la precipitación media anual. Por la ubicación geográfica del cultivo, se encontró que se desarrolla en temperaturas entre 13 °C y 34 °C y una media anual de precipitación de 905 a 3 456 mm. Aunque la planta de moringa presenta gran capacidad de aclimatación su producción puede verse afectada por tipo de suelo, altitud, precipitación y la ubicación geográfica (Olaoye et al. 2021). Carrión et al. (2022) describen que gran porcentaje de la superficie del estado de Veracruz presenta condiciones climáticas favorables para el cultivo de moringa. Esto es particularmente fáctible en climas de trópico subhúmedo.
El 87% de los productores fueron hombres y el 13% mujeres. La edad promedio de los productores fue de 51.6 años, con una mínima y máxima de 21 y 87 años. Los grados de estudio identificados fueron: licenciatura (37%), preparatoria (26%), posgrado (18%), primaria (11%) y secundaria (7%). Los estudios de licenciatura corresponden a ingeniería en agronomía (19%), licenciatura en administración (11%), licenciatura en educación (7%), licenciatura en psicología (7%), con el 4% licenciatura en contabilidad, ingeniería civil, ingeniería química, ingeniería en electricidad y el 41% sin estudios a nivel superior.
Autores como Mota-Fernández et al. (2019) identificaron un alto grado de educación en los productores de moringa en el estado de Veracruz. Las actividades identificadas fueron: agricultura (33%), comercio (22%), docencia (15%) y con un 4% apicultura, capacitador, catador de café, coordinadora de proyectos, estudiante de Ingeniería en agronomía, ganadería, gerente y encargado de mantenimiento industrial. Los productores dedicados exclusivamente a la agricultura tenían mejor manejo del cultivo de moringa que aquellos que desempeñan otros oficios. Esto fue observado con base en la información obtenida en la entrevista.
Respecto al tipo de tenencia de la tierra, el 59% fue pequeña propiedad, 33% ejidal, 4% ambas (pequeña propiedad y ejidal) y 4% comunal. La superficie promedio para el cultivo de moringa fue de 1.3 ha, siendo la mayor y menor superficie de 11 y 0.001 ha, respectivamente. La fecha del establecimiento de los cultivos fue desde el año 2008 a 2017. La mayor cantidad de siembras ocurrió en los años 2013 y 2015 con un 18.5%. Respecto a la participación en el cultivo de moringa, el 81% afirmó que es un negocio familiar y el 19% mencionó que la participación corresponde sólo a productores.
Las asociaciones representan una ventaja para la obtención de diversos productos en la misma superficie, que ya que algunos productores cuentan con pequeñas superficies. Moringa puede utilizarse como policultivo en callejones y cercos vivos o asociado, facilitando su adopción por los agricultores. Las ventajas de asociar cultivos con moringa es que permite controlar plagas, optimizar el uso del suelo y agua, reducir la erosión eólica e hídrica y mejorar las condiciones de otros cultivos en las fincas o en huertos familiares (Gadzirayi et al., 2013). Sin embargo, el arreglo espacial, cronológico y densidad de siembra es clave en este aspecto.
Respecto a la adopción de moringa por parte de los productores, se dio a través de diversos medios. El 59% conoció a la especie a través de terceras personas donde se incluyen investigadores, técnicos, productores y comerciantes y el 41% a través de publicaciones en Internet. El 100% de los productores mencionó conocer al menos un uso de moringa. Los usos de moringa estuvieron representados de la siguiente forma: medicinal (100%), alimenticio (85.18%), floculante (11.11%), forrajero (14.81%), bioenergético (18.51%) y apícola (3.7%). Todos los entrevistados mencionaron que consumen diversas partes de la planta como hoja (88.88%), semilla (55.55%), flor (3.7%) y tallo en forma de té (3.7%). La frecuencia de consumo de moringa a la semana fue de siete veces (48.15%), una vez (25.93%), dos veces (11.11%), tres veces (7.41%) y cuatro veces (7.41%).
A través de la encuesta realizada se identificó que el conocimiento de moringa está focalizado a los usos alimenticios y medicinal, y muy poco a los usos: bioenergético, bioadsorbente, floculante e industrial. Se observó un alto impacto de moringa como cultivo comercial debido a su demanda y también una carencia de información científica acerca de los usos industriales. Por tanto, existe un vacío de conocimientos entre los productores acerca de los diferentes usos y valor agregado de este árbol multipropósito.
En este sentido Thurber y Fahey (2009) apuntan que la teoría difusionista de innovaciones podría apoyar a establecer un programa de transferencia de tecnología estructurado del cultivo y sus usos. Para ello, se requiere comprender las características socioeconómicas de los productores (Fadoyin et al., 2014) y la demanda actual en el mercado a fin de predecir el nivel de aceptación y resaltar la importancia económica.
Se encontró que la procedencia de la semilla para el establecimiento de los cultivos proviene de los estados de Chiapas, Guerrero, Michoacán, Nuevo León, Oaxaca, Sonora, Sinaloa, Veracruz y Yucatán, además de Estados Unidos de América. Todos los cultivos fueron establecidos entre los años 2008-2017. El año de cultivo, las condiciones de manejo y los registros de la producción impiden la comparación entre poblaciones. Los productores mencionaron que la demanda de la semilla es permanente y muchas veces no logran cubrir la demanda del mercado.
La forma de establecimiento de los cultivos fue a través de semilla (93%) y tanto semilla como esqueje (7%). Los productores mencionaron que la forma más fácil es mediante la semilla, aunque la reproducción vegetativa también es una opción viable cuando existe poca disponibilidad de semillas o cuando la temperatura promedio no permitió su germinación. El manejo de las plantas en la fase de vivero se caracteriza por el uso de sustrato (composta, cachaza de caña y lombricomposta), donde el 33% de productores afirmó utilizar un sustrato elaborado a partir de los recursos locales como suelo y composta.
En el caso del riego, el 100% riega las plantas en la fase de vivero, al menos, una vez al día. En la fase de campo, el 67% de los entrevistados afirmó que su cultivo cuenta con sistema de riego. El tipo de riego fue: 55% aspersión, 39% goteo y 6% riego con manguera. Esta actividad evita el estrés hídrico y la pérdida de hojas durante el periodo de sequía. Sin embargo, muchos desconocen los requerimientos hídricos tanto en la etapa de producción de hoja como de floración y fructificación. En esta investigación se identificó que los cultivos sin riego tienen menor número de cosechas al año.
El efecto del riego en este cultivo es un tema relevante a investigar. Tshabalala et al. (2020) citan que el rango de precipitación anual aceptable para la producción de moringa fluctúa entre 700 y 2 200 mm. En esta investigación, se identificó que la mayoría de los cultivos comerciales evaluados se encuentran dentro de este rango. Mabapa et al. (2017) indicaron que la disponibilidad de humedad en el suelo tiene un efecto positivo en la productividad de hoja.
El riego por goteo representa la forma más eficiente para proporcionar humedad a los cultivos de moringa del sureste, ya que la mayoría de los cultivos se ubica en zonas donde el agua es limitada. Muhl et al. (2013) aluden que las condiciones de baja humedad (300 mm) permiten un mayor número de botones florales y un riego de 900 mm permite un mayor número de frutos. En cuanto a la fertilización, el 63% ha fertilizado al menos una vez en todo el periodo de producción. El tipo de fertilizante empleado es 81% granulado, 13% líquido y 6% foliar.
Los productos para fertilización se dividieron en composta y lombricomposta (33%), humus líquido y urea con 13% y por último, triple 17 con 7%. Manzano-Gómez et al. (2021) refieren que la utilización de biofertilizantes favorece el crecimiento, supervivencia, producción de biomasa y la composición química de las hojas. Moringa no tiene la capacidad de fijar nitrógeno y fósforo y por ello, requiere de fertilización (Mudyiwa et al., 2013). Motis y Reader (2019) sugieren que una fertilización con NPK (15:15:15) contribuye al crecimiento en moringa.
Aunque la producción orgánica de moringa es un área de oportunidad para productores del sureste, particularmente si está orientada a la venta internacional y consumo. Las labores culturales de los cultivos estuvieron determinadas por la asociación de especies y la densidad de plantas. Este aspecto presentó gran variación debido a que no existe un control sobre las actividades realizadas y la frecuencia de cosecha estuvo determinada por el periodo de lluvias y la demanda de hojas.
Las principales plagas y enfermedades en fase de vivero fueron arriera (Atta) (14.81%), gusano (7.41%), mariposas (3.7%), chapulín (Sphenarium) (3.7%), hongo en la raíz (3.7%), paloma blanca (3.7%) y langostas (3.7%). En la fase de campo fueron: tuzas (22.22%), arriera (Atta) (51.85%) y paloma blanca (3.7%). Y en la fase postcosecha fueron hongos (22.22%) y gorgojos (Sitophilus) (3.7%). Debido a la falta de individuos al momento de la entrevista no se realizó la identificación taxonómica de las especies. Las plagas normalmente fueron controladas con extractos de neem (Azadirachta indica) o canela (Cinnamomum verum).
En cuanto al uso de plaguicidas, el 19% afirmó que utiliza plaguicidas orgánicos y el 81% no los emplea. Respecto al promedio de jornales utilizados para el deshierbe manual fue de uno. El pago promedio del jornal por día es de $182.00. La distancia promedio entre plantas fue de 1.69 m y entre surcos de 2 m. De acuerdo con la calificación del producto de hoja en campo, el 55% la calificó como buena, el 19% como muy buena y el 26% excelente. La producción de semilla se divide para fines comerciales con el 59% y el 41% se destina para el establecimiento de nuevos cultivos.
La producción de semilla destinada a la parte comercial tuvo finalidad medicinal. Se identificó que los productores consumen la semilla para el tratamiento de enfermedades como la diabetes e hipertensión. Pirrò et al. (2016) mencionan que los miARN contenidos en las semillas de moringa pueden ser utilizados para regular genes humanos e intervenir en procesos como leucemia, ciclo celular y degradación de proteínas. Estos miARNs disminuyen los niveles de las proteínas SIRT1-SIRT7 relacionadas con enfermedades neurodegenerativas, cáncer, diabetes y obesidad.
Se identificó que el proceso de deshidratado de las hojas de moringa es lo más común con fines comerciales. El deshidratado a la sombra es lo más frecuente (7%), seguido del deshidratado a luz solar directa (4%), el 11% no deshidrata la hoja y el 4% utiliza una cámara de deshidratación solar. Se identificó que las técnicas de deshidratado dependen del asesoramiento y de la tecnología con la que cuenta el productor.
Al respecto Ahmed y Langthasa (2022) mencionan que la deshidratación de las hojas de moringa concentra los nutrientes, facilita la conservación, consumo y permite el transporte a zonas donde no puede cultivarse. Sin embargo, Ruíz-Hernández et al. (2022) describieron que las condiciones de deshidratado disminuyen la cantidad de nutrientes en las hojas de moringa. Durante la fase de postcosecha se identificó contaminación por hongos debido al deficiente deshidratado de las hojas o por exceso de humedad relativa de ciertas regiones del subtrópico.
También se observó la presencia de coleópteros en hoja seca y semillas por las inadecuadas condiciones de almacenamiento o en plantas que tienen vainas dehiscentes. Cabe resaltar que son pocas las plagas que atacan el árbol de moringa y que tales ataques ponen en peligro la producción hoja y la calidad del producto. Aunque la entomofauna es otro aspecto que debe ser investigado para mejorar las condiciones de manejo postcosecha. Respecto a la tecnología empleada para el molido de las hojas, se encontró que el 22% utiliza un molino manual, el 14% un molino de forrajes, el 7% molino pulverizador de hoja y licuadora.
El 44% almacena la hoja deshidratada y molida, el 30% hoja deshidratada, el 11% hoja molida y el 15% no almacena hoja. El material de almacenamiento de la hoja es muy diverso, el 59% utiliza bolsas herméticas, 7% en bolsas de celofán y un 4%, en todos los casos en bolsas de papel, frascos herméticos, bolsas grain pro, y frascos transparentes. Una vez deshidratadas pueden ser molidas o almacenadas para ser vendidas en esa presentación (Ojiako et al., 2011).
En condiciones adecuadas de manejo y sellado hermético la calidad de las hojas se mantiene durante varios meses. El material para almacenar las hojas de moringa debe tener la capacidad de proteger la calidad del producto de los rayos solares, ya que bolsas transparentes promueven la pérdida de vitaminas y compuestos fenólicos (Kashyap et al., 2022).
Los productos de moringa comercializados son: hoja (88.89%), semilla (70.37%) y plántula (55.56%). El precio promedio del kilo de semillas de moringa varía y puede alcanzar un precio de $2 161.00, la mayor parte de los productores la ofertan en presentaciones de 50 hasta 100 semillas. Algunos venden las semillas a $1.00 por unidad. El costo promedio de la plántula de moringa es de $30.00, siendo $10.00 el precio mínimo y $50.00 el máximo. El 67% afirmó que le da un valor agregado a la moringa. Por ejemplo, hoja deshidratada (66.67%), harina (37.04%), cápsulas (37.04%), sobres de té (7.41%), jabones (7.41%), shampoo (7.41%), cremas (3.7%) y aceite obtenido de las semillas (3.7%).
Los medios de comunicación utilizados para la difusión de los productos fueron internet (81.84%), radio (7.41%), TV (3.7%), periódico (7.41%), pláticas (23.63%) y volantes (29.63%). El precio promedio por kg de hoja deshidratada fue de $1 333.00. El promedio de cápsulas por frasco fue de 80 unidades siendo el mínimo 30 y el máximo 150. Respecto al costo promedio de un frasco de cápsulas fue de $141.00, con presentaciones de $50.00 hasta $250.00. El precio de cada producto está determinado por el manejo y la presentación. El 23% de los entrevistados afirmó que tiene una marca registrada y dentro de ellos se encuentran: Humar, MorinJic, MoringaGela, Amor Mixteco, viDa Moringa y Ocho Venados.
El 93% de los productores respondió que vende directamente su producto en el mercado local. El 70% utiliza Internet para dar a conocer y comercializar sus productos. Del total de la producción de hoja, el promedio comercializado es el 57% y los productores lo atribuyen a la saturación del mercado con productos de moringa y a la disparidad en los precios ofertados.
La frecuencia de comercialización de los productos es 55% eventualmente, 33% todos los años y el 12% no vende hoja o solo cuando tiene exceso de producción, debido a que se utiliza para fines de alimentación pecuaria. La comercialización del aceite de la semilla de moringa en sur-sureste es baja debido a la falta de tecnología y difusión. Esto representó una problemática que puede ser solucionada a través del desarrollo prototipos enfocados a la extracción y transformación del aceite.
Investigaciones como las de Leone et al. (2016) mencionan que el aceite y los nutrientes contenidos en la semilla presentan múltiples beneficios para la salud humana. La comercialización de los productos de moringa se realiza frecuentemente de forma local y el uso de los medios digitales para promover sus productos está siendo más común. Los productores mencionan que la aceptación del producto ha sido buena, pero su precio está afectado por el incremento de la oferta en el mercado. La percepción que tienen los productores acerca del cultivo de moringa es positiva debido a su rápido crecimiento y alta tolerancia a la sequía.
Esto aunado a su alta respuesta de rebrotar ante podas extremas y permitir un mayor número de cosechas al año (Abdoun et al., 2022). Respecto al nivel de aceptación del producto, los productores comentaron que el nivel de aceptación es alto (67%), regular (22%) y bajo (11%). El 93% de los productores tiene una percepción positiva del cultivo de moringa y señalan que es un cultivo rentable y que la única limitante es el canal de comercialización.
El 96.3% afirmó que no pertenece a ninguna organización de productores de moringa y sólo en el estado de Guerrero se identificó una asociación. El 81% mencionó no haber recibido ninguna capacitación para el manejo del cultivo. El 100% mencionó que no ha recibido financiamiento por parte del gobierno para el manejo del cultivo.
Los productores afirmaron que la rentabilidad depende de la difusión de los productos, del manejo agronómico, postcosecha, calidad y variedad de productos comercializados. Por ello, la capacitación es de gran importancia en todo el proceso de producción. Entre las necesidades de capacitación manifestadas fueron: manejo agronómico (44%), manejo postcosecha (22%), forma de aprovechamiento (11%), consumo (7%), foro de intercambio de experiencias (4%), variedades de moringa (4%) y comercialización (4%).
Estudios similares en países como Nigeria concluyen que los procesos de producción, procesamiento, comercialización, inversión, disposición de la tierra, densidad, variedad y el control de calidad son las principales problemáticas para los productores (Ojiako et al., 2011). Esta problemática es similar para los productores del sureste, ya que, al no existir una asociación de productores, una cadena de valor de moringa, fuentes de financiamiento y asesora técnica son vulnerables en el ámbito competitivo (nacional e internacional) ante productos importados de otros países.
La producción comercial de moringa en el sur-sureste de México se enfoca principalmente a los usos alimenticio y medicinal. La diversidad de productos transformados permite mayores ganancias y nuevos mercados de consumo. La Moringa se cultiva en diferentes estados del sur-sureste de México y con manejo adecuado es posible obtener rendimientos satisfactorios y mayor calidad nutritiva de hoja y semillas. Existe un nivel de intensificación diferenciado en el manejo de la moringa, inducido por su comercialización. Por último, moringa se percibe como un cultivo con futuro y para varios productores esta planta representa una oportunidad de negocio.
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