elocation-id: e3481
El cambio climático representa una amenaza para todas las personas del mundo y en especial para las comunidades indígenas. Este estudio buscó identificar, desde la cosmovisión de las comunidades indígenas, los saberes tradicionales, innovaciones y aprendizajes que les permiten enfrentar los problemas generados por el cambio climático. La investigación tuvo un enfoque etnográfico, cualitativo, de alcance exploratorio y fue desarrollada en la Región Oriental de Paraguay de 2020 a 2023. La muestra estuvo conformada por cinco comunidades indígenas, con 306 individuos participantes en total. A partir de los resultados obtenidos en las observaciones, entrevistas y grupos focales, se identificaron las actitudes, habilidades y conocimientos ancestrales que sustentan sus estrategias de gestión y reducción de riesgos relacionados con el cambio climático. Las comunidades participantes combinan sus saberes tradicionales con nuevas tecnologías, mediante un proceso de aprendizaje desde tres perspectivas: enfoque intergeneracional, enfoque intercultural y enfoque de género, para enfrentar los problemas generados por el cambio climático.
aprendizaje, cambio climático, riesgo, saberes.
El cambio climático agudiza las dificultades que enfrentan las comunidades indígenas en América Latina, la mayoría de ellas en situación de pobreza y pobreza extrema. Según el grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático (IPCC), el cambio climático es la variación global de clima de la Tierra, que afecta a todos los parámetros climáticos, causada por procesos relacionados con la actividad humana (IPCC, 2014, 2018). Ante esa amenaza global, los pueblos indígenas son los que menos han contribuido a generar el cambio climático, y sus territorios son los que ofrecen más aportes ecosistémicos para mitigar sus efectos.
Los conocimientos, prácticas tradicionales e innovaciones propias de los pueblos indígenas tienen un gran potencial para aportar soluciones en el abordaje de las acciones para reducir los efectos del cambio climático. El informe 2018 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), estima que los territorios pertenecientes a pueblos indígenas resguardan el 80% de la biodiversidad existente en el mundo (FAO, 2018).
En este escenario global, las comunidades indígenas son los últimos guardianes de los bosques (Macqueen y Mayers, 2020), a través de la conservación de los bosques en sus territorios. Para Mayo-Mendoza (2019), las comunidades indígenas han desarrollado saberes que les permiten actuar ante los efectos del cambio climático para minimizar sus efectos devastadores en sus territorios. Dinsmore (2021) comparte esta postura y agrega que la comunidad global puede aprender mucho de los pueblos indígenas, sus actitudes, valores y prácticas de respeto por el medioambiente. Blancas et al. (2020) afirman que un abordaje basado en saberes ancestrales y tradicionales permitiría gestionar mejor el riesgo que implica la crisis climática actual.
En Paraguay, el Plan Nacional de Desarrollo 2030 (PND 2030), las políticas, estrategias y planes nacionales de adaptación y mitigación al cambio climático conforman el marco referencial del estudio. Los informes oficiales indican que los sectores relacionados a las actividades agropecuarias extensivas son responsables del 83.6% de las emisiones que provocan esas alteraciones en el país (MADES, PNUD, FMAM). Actualmente, la pobreza alcanza al 66% de las personas indígenas de Paraguay (DGEEC, 2018).
Diversos estudios, entre ellos la investigación de González et al. (2018) describen las dificultades y capacidades de adaptación que sufren estas comunidades ante los cambios significativos en el clima que alteran los ciclos naturales. El libro del jesuita misionero Sánchez Labrador describe los conocimientos tradicionales y prácticas terapéuticas publicado por Deckmann-Fleck y Alliatti-Joaquim (2017). Algunos de estos saberes se mantienen hasta la actualidad, a pesar del proceso de extranjerización de sus territorios tradicionales. Wimer y Hellmund (2020) describen la situación de las comunidades indígenas afectadas por la extranjerización y concentración de la tierra en la historia reciente.
El objetivo general de esta investigación fue identificar los saberes tradicionales, innovaciones y aprendizajes de las comunidades indígenas, ante los desafíos del cambio climático, mediante un estudio etnográfico en cinco comunidades indígenas de Paraguay. Este estudio adopta el concepto de cambio climático de la convención Marco de las Naciones Unidas que lo define como el conjunto de cambios del clima que afecta a todos los continentes y países, como consecuencia de la actividad humana que produce alteraciones en la atmósfera (Naciones Unidas 1992).
Las referencias conceptuales, institucionales y legislativas comprenden las políticas y legislaciones nacionales e internacionales, específicamente los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), así como lo establecido en el Acuerdo de París sobre Cambio climático y el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030.
El diseño de la investigación tuvo un enfoque cualitativo de tipo etnográfico, también considerado como diseño flexible o emergente (Mendizábal, 2007; Blanco, 2012). La investigación etnográfica está orientada a la comprensión de las culturas (Lerma-Rodríguez, 2014). La unidad de análisis comprende a las comunidades indígenas de la región Oriental de Paraguay. El tipo de muestreo aplicado fue por conglomerado, dado que la población objeto de este estudio se encuentra muy dispersa geográficamente.
La muestra estuvo conformada por cinco comunidades indígenas guaraníes de la región Oriental de Paraguay: Tekoa Yma Jee´a Pavé Mbya (Departamento de Caazapá), Cheiro Ara Poty, (Departamento de Caaguazú), Ava Guaraní (Departamento de Canendiyú), Paĩ Tavyterã Reko Pave (Departamento de Amambay y Yvy Parana Rembe´ype (Departamento de Canendiyú), con 306 sujetos participantes: 177 hombres y 129 mujeres.
Las técnicas utilizadas en el trabajo de campo fueron: observación participante, entrevista etnográfica, grupo focal y diario de campo. De acuerdo con Ameigeiras (2007), el ingreso de los investigadores en cada comunidad inició la interacción con los sujetos en sus comunidades, en la dimensión espacio temporal concreta de realización del estudio. A partir de ese momento, fue aplicada la observación participante, donde se tomó en cuenta las condiciones formuladas por Chavarría-Zambrano y Camacho (2020). Se realizaron entrevistas etnográficas, no estructuradas, mediante conversaciones espontáneas y flexibles. Los datos fueron registrados en diarios de campo, codificados y agrupados por categorías de análisis para su interpretación (Hernández-Sampieri et al., 2017).
Los criterios de validez y confiabilidad aplicados en esta investigación se fundamentan las consideraciones de Maxwel (1996); Hernández-Sampieri et al. (2017); Chavarría-Zambrano y Camacho (2020): validez descriptiva, validez interpretativa, validez teórica y validez evaluativa. Las citas de las entrevistas fueron codificadas con una letra y un número; por ejemplo: E1, de forma aleatoria, para preservar la identidad de los entrevistados.
Los cuidados éticos aplicados a los procedimientos realizados en esta investigación siguen las recomendaciones establecidas por la declaración universal de bioética y derechos humanos (UNESCO, 2005), la 2da. conferencia mundial sobre integridad en la investigación para la conducta responsable en la investigación (2010) y posteriores declaraciones internacionales.
Las primeras observaciones y entrevistas permitieron identificar los problemas generados por el cambio climático. Estos temas fueron posteriormente debatidos en los grupos focales de discusión en cada comunidad participante. A partir de los testimonios aportados, los datos fueron agrupados en cuatro categorías de análisis: medios de vida, energía, salud, riesgos y desastres.
Para las comunidades indígenas, los medios de vida provienen del bosque. La deforestación reduce la disponibilidad de sus medios de vida, principalmente alimentos y medicinas, ya que son recolectores y no productores. Si bien pueden producir sus propios alimentos, prefieren la recolección: producimos nuestros propios alimentos, pero en nuestra mente seguimos pensado como recolectores (E1). En algunos rubros, como la producción de miel, observan el impacto de la contaminación generada por la producción agrícola intensiva: ‘la soja está acabando con la apicultura’ (E2).
La producción de cultivos para autoconsumo también se ve dañada por las fumigaciones con agrotóxicos, que también ocasiona la pérdida de la producción de yerba mate, plantas complementarias y plantas medicinales. La producción de yerba bajo monte es preferida por las comunidades. Actualmente se ven forzados a comprar la yerba mate para su propio consumo, debido a la baja producción que tiene este cultivo silvestre. Ya no tienen excedentes para la venta y si tienen producción no la pueden vender: ‘nuestro esfuerzo y trabajo es poco valorado’ (E3). En ese contexto, los indígenas trabajan de modo informal para obtener dinero y comprar alimentos. El Cuadro 1 presenta una síntesis de los problemas emergentes por la reducción de medios de vida y las estrategias de adaptación y mitigación aplicadas:
La leña es su principal fuente tradicional de energía para la preparación de alimentos y para la iluminación de las casas. Los fogones abiertos son percibidos como la mejor forma para cocinar, ya que están ligados a su cultura: ‘más leña da más calor’ (E4). Las organizaciones de las comunidades indígenas son conscientes de la importancia de la leña y para preservarla promueven y apoyan las iniciativas de reforestación con especies nativas en sus territorios.
Las comunidades no tienen energía eléctrica en las casas. En algunos casos, existe energía eléctrica en la comunidad, pero no poseen conexiones individuales. Algunas viviendas comparten la energía de la escuela. Por otro lado, algunos proyectos han querido establecer paneles solares en las viviendas. Sin embargo, las comunidades se resisten a la idea debido a los costos de mantenimiento que implica la instalación de paneles. Sobre este problema, se presenta una síntesis de los testimonios recolectados en el Cuadro 2.
La deforestación y degradación de los bosques incide de sobre los problemas de salud debido a la contaminación de las fuentes de agua y los arroyos. La mayor contaminación es provocada por la producción de soja debido al uso indiscriminado de agrotóxicos empleados en las plantaciones de esta especie. Además, la carencia de un sistema de gestión de residuos genera, también, la contaminación de sus territorios.
En cuanto a la atención de la salud, las comunidades manejan la medicina tradicional, ya que tienen los conocimientos para utilizar las plantas de acuerdo con los problemas que enfrentan: ‘la naturaleza, Dios, nos indica para qué sirve cada yuyo, es parte de nuestra cultura’ (E5). Sin embargo, reconocen también que existen enfermedades en las que los medicamentos farmacológicos ayudan a salvar vidas en las comunidades.
Los problemas actuales en la atención a la salud comprenden la falta de medicamentos, la escasa cobertura de los centros de salud y la falta de atención en los hospitales públicos. Tampoco cuentan con ambulancias o transporte adecuado para personas que requieran atención de urgencia. Una síntesis de esta problemática se puede visualizar en el Cuadro 3.
Los principales riesgos percibidos por las comunidades indígenas son: exceso de lluvia, heladas, incendios y sequías. Relacionan el incremento de los riesgos y desastres con los cambios actuales en sus territorios, principalmente la deforestación. Los caminos se llenan de agua ante las fuertes lluvias y se convierten en pequeños arroyos. Perciben que es por la falta de cobertura de árboles cerca de los caminos. ‘las plantaciones de soja eliminan todos los árboles’ (E7). Por otra parte, la sequía provoca la pérdida de cosechas: ‘la tierra se pone muy seca y los cultivos mueren’ (E8).
Para reducir este riesgo, las comunidades organizaron capacitaciones respecto a las técnicas agrícolas para afrontar la sequía. Implementan nuevas técnicas de rotación de cultivos para soportar las sequías, al integrar los conocimientos propios de las comunidades con las nuevas tecnologías adquiridas.
Reconocen que las innovaciones en los conocimientos y habilidades de cultivo ayudan a mitigar el exceso o la falta de lluvia: ‘nos estamos adaptando, se siembra sólo cuando llueve’ (E9). Es decir, el calendario cultural de siembra y cosecha se está alterando. Además, señalan la escasez de semillas disponibles en las comunidades, por lo que actualmente dependen de la compra de semillas para la producción, las cuales son genéticamente modificadas. El Cuadro 4 presenta una síntesis de los resultados en cuanto a la identificación y las estrategias ante riesgos y desastres.
Las comunidades enfrentan y buscan reducir los efectos del cambio climático mediante la integración de nuevos conocimientos y estrategias que complementan sus saberes tradicionales. Si bien reconocen el aporte de las capacitaciones que reciben de diversas organizaciones solidarias, las comunidades reclaman que estos proyectos deben partir de los saberes tradicionales propios de las comunidades, mediante una consulta previa: ‘el proyectista nos impone los proyectos que ya trae diseñados’ (E10).
Actualmente trabajan bajo el esquema de ‘proyectos respuesta’ (E6). Algunas comunidades han gestionado y desarrollado procesos de formación y capacitación de los jóvenes para contar con herramientas que les permitan innovar las técnicas agrícolas.
Para disminuir las amenazas de deforestación e incendios forestales, las comunidades buscan desarrollar la aplicación de nuevas tecnologías para el monitoreo. En cuanto a la incidencia de las comunidades indígenas en la gobernanza territorial, buscan identificar las debilidades y construir nuevos mecanismos de denuncia y seguimiento ante las autoridades para el cumplimiento de las leyes ambientales. Estas prácticas reafirman el concepto de la responsabilidad compartida por pueblos indígenas y sociedad, sobre el cuidado colectivo y la conservación de los bosques mencionados por Grungberg (2003); Blancas et al. (2020); Dinsmore (2021).
El aprendizaje, en la visión de las comunidades indígenas, se desarrolla de forma transversal con tres formas de interacción: intergeneracional, de género e intercultural. En cuanto la primera, el intercambio de saberes y perspectivas entre personas de diferentes generaciones permite preservar y conectar los saberes tradicionales con los nuevos aprendizajes para buscar soluciones.
Por su parte, el enfoque de género implica una transformación cultural y social para el logro de condiciones de equidad, para que tanto hombres como mujeres puedan ejercer sus derechos y logren el reconocimiento de las desigualdades, con comportamientos, prácticas y costumbres incluyentes y respetuosas de las diferencias (Estigarribia-Canese y Sagüi-Gómez, 2020).
El enfoque intercultural facilita la interacción y participación equitativa de comunidades con culturas diversas a través del diálogo y el respeto mutuo, a fin de intercambiar saberes tradicionales y construir nuevos saberes o productos culturales compartidos. Este enfoque brinda una gran fortaleza para la construcción de una agenda común entre las comunidades y organizaciones indígenas. También proporciona a las comunidades mejores posibilidades de incidencia colectiva en la toma de decisiones de los gobiernos locales y nacionales y en foros internacionales (Estigarribia-Canese y Sagüi-Gómez, 2020).
Este estudio etnográfico logró identificar saberes tradicionales, innovaciones y aprendizajes implementados para enfrentar los efectos adversos del cambio climático en cinco comunidades indígenas de Paraguay. Perciben que la disponibilidad de alimentos silvestres y la productividad de la agricultura familiar ha disminuido debido a los cambios en el clima: sequías prolongadas, calores extremos, lluvias muy intensas, entre otros.
Además, y como consecuencia del incremento de estos fenómenos, sienten una reducción de opciones alimenticias provenientes de la pesca, la caza, la recolección de frutas y alimentos silvestres; así como, de las hierbas medicinales y la materia prima para la artesanía. Los saberes tradicionales que aplican en las acciones de adaptación o mitigación incluyen la manutención de la cobertura de bosques y la protección de las fuentes de agua.
La introducción de la producción pecuaria, las huertas de autoconsumo, la implementación de sistemas de selección y reciclaje de residuos, las gestiones para obtener mejoras técnicas, de servicios e infraestructura y la conformación de asociaciones y federaciones, fueron las principales innovaciones identificadas.
Las innovaciones se introducen mediante la gestión colectiva de la asistencia técnica ante las autoridades y la participación de los jóvenes en talleres y capacitaciones que combinan conocimientos ancestrales y tecnologías actuales. El estilo de aprendizaje intergeneracional, intergénero e intercultural, propio de estas comunidades, abre un abanico de nuevas oportunidades para la investigación, la innovación y la puesta en valor de los conocimientos tradicionales indígenas para la gestión y reducción de riesgos relacionados al cambio climático.
Blancas, N. I.; Isch, E.; Panario, D.; Gutiérrez, O. y Zambrano, Á. 2020. El cambio climático y los conocimientos tradicionales, miradas desde Sudamérica. Terra. Nueva Etapa. 34(59):6-10. https://www.redalyc.org/jatsRepo/721/72166221005/72166221005.pdf.
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