Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas   volumen 13   número 2   15 de febrero - 31 de marzo, 2022

DOI: https://doi.org/10.29312/remexca.v13i2.3033

Artículo

Presencia de Varroa destructor, Nosema spp. y Acarapis woodi
en colonias de abejas de Tabasco

Jesús Froylán Martínez Puc1

Juan Florencio Gómez Leyva2

Nicolás González Cortés3

Francisco Javier Catzím Rojas4

Yessenia Sánchez Melo4

Emeterio Payró de la Cruz

1Tecnológico Nacional de México-IT Chiná. Calle 11 s/n x 22 y 28, Chiná, Campeche. CP. 24520. (jesus.mp@china.tecnm.mx). 2Tecnológico Nacional de México-IT Tlajomulco. Carretera a San Miguel Cuyutlán km 10, Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco. CP. 45640. (juan.gl@tlajomulco.tecnm.mx). 3División de Académica Multidisciplinaria de los Ríos-Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Carretera Tenosique-Estapilla km 1, Cocoyol, Tenosique de Pino Suárez, Tabasco. CP. 86900. (nicolas.gonzalez@ujat.mx). 4Tecnológico Nacional de México-IT Zona Olmeca. Ignacio Zaragoza s/n, Villa Ocuiltzapotlán, Centro, Tabasco. CP. 86250. (francisco.cr@zolmeca.tecnm.mx; l15950033@zolmeca.tecnm.mx).

§Autor para correspondencia: emeterio.pd@zolmeca.tecnm.mx.

Resumen

Las enfermedades de la abeja (Apis mellifera), causan grandes pérdidas económicas y se consideran la causa de alta perdida de colonias. En este estudio se determinó la frecuencia y los niveles de infestación de Varroa destructor y Acarapis woodi. Asimismo, se determinó la frecuencia y niveles de infección de Nosema spp., en colonias de abejas melíferas de Tabasco, México. Durante octubre a noviembre de 2020, se colectaron muestras de abejas en 112 colonias en las cinco subregiones de Tabasco. Se diagnosticó la frecuencia y niveles de infestación de V. destructor mediante la técnica del fragmento de panal de cría operculada, así como el lavado de abejas adultas. La cuantificación de esporas de Nosema spp., se realizó mediante un macerado de abdómenes y la identificación visual de A. woodi en tráqueas utilizando un microscopio estereoscópico. A nivel estatal se encontró una Frecuencia de V. destructor en cría operculada (FVCO)= 69.64%, nivel de infestación de V. destructor en cría operculada (NIVCO)= 13.86% (p= 0.419); asimismo, se observó una frecuencia de V. destructor en abejas adultas (FVAA)= 92.86%; nivel de infestación de V. destructor en abejas adultas (NIVAA)= 3.88% (p= 0.944). Se observó una frecuencia de Nosema spp. (FN)= 91.96%; nivel de infección de Nosema spp. (NIN)= 133 738 ±156 221 esporas/abeja. Todas las muestras resultaron negativas a A. woodi. Los resultados indican que la presencia V. destructor y Nosema spp., son más frecuentes en las subregiones estudiadas, los niveles de infestación de V. destructor y los niveles de infección de Nosema spp. son bajos. Sin embargo, se encontraron valores extremos en diversas comunidades que rebasan los límites tolerables, lo cual requiere de atención ante posible diseminación de estos patógenos.

Palabras clave: Apis mellifera, Acarapis woodi, Nosema spp., Varroa destructor.

Recibido: enero de 2022

Aceptado: marzo de 2022

Introducción

A nivel mundial México ocupa el sexto lugar entre los países con mayor producción de miel, ocupando el tercer lugar en el continente Americano, después de Estados Unidos de América y Argentina; asimismo, se encuentra entre los principales países exportadores de miel con 23 768.84 t con un valor de $57 576 183 USD, siendo los principales países importadores Alemania (1 481.6 t), Estados Unidos de América (2 567.98 t), Reino Unido (1 992.58 t), Arabia Saudita (1 481.6 t), Suiza (1 440.78 t) y Bélgica (1 212.9 t) (FAO-FAOSTAT, 2021).

Según información obtenida del SIAP (2021), los principales estados productores de miel en México son Yucatán (10 022 t), Campeche (8 797 t) Jalisco (6 138 t), Chiapas (5 483 t) y Veracruz (4 891 t); mientras que el estado de Tabasco ocupa el lugar 25 en la producción de miel (408 t). Aunado a su importancia social y económica, las abejas polinizan 77% de las plantas responsables de producir los recursos alimentarios que sustentan a la población humana mundial (Buchmann y Nabhan, 1996), por lo que la FAO (2021), ha considerado que la apicultura impacta en 10 de los 17 objetivos de la agenda 2030 para el desarrollo sustentable.

En los últimos años a nivel mundial, la apicultura se ha visto amenazada por el cambio climático, cambios en el uso del suelo, uso indiscriminado de pesticidas y por la alta perdida de colonias, lo cual se considera que es resultado de muchos factores dentro de los cuales están involucrados diversos agentes patológicos (Roy et al., 2018). Por tanto, los estudios relacionados al impacto de la apicultura para la economía en diversos países y los estudios integrales para determinar el estado sanitario de las colonias son pertinentes a nivel local. La varroosis es una parasitosis causada por el ácaro V. destructor en A. mellifera y es considerada como el principal problema sanitario que afecta a la apicultura a nivel mundial, además de favorecer la proliferación de otros microorganismos como Nosema spp.

Diversos investigadores como Van Engelsdorp et al. (2008); Paxton (2010) reportaron que Nosema spp., se encuentra ampliamente distribuida en Norte América y Europa, donde el fenómeno llamado colapso de las colonias (CCD por sus siglas en inglés, Colony Collapse Disorder), ha ocasionado drásticamente la muerte de cientos de miles de colonias por lo que estos antecedentes evidencian a Nosema spp., como posible agente causal. Recientemente, Martínez y Cetzal (2018), reportaron que Nosema spp., ha incrementado notoriamente su frecuencia y niveles de infección en Yucatán, México. Diversos investigadores han propuesto que N. ceranae es un nuevo parásito de A. mellifera del cual aún se desconoce mucho sobre su patología y de cómo puede interactuar con otros factores estresantes (Guerrero y Molina et al., 2016; Roy et al., 2018).

En sur América diversos estudios tales como los realizados por Klee et al. (2007) en Brasil, Invernizzi et al. (2009) en Uruguay, Medici et al. (2011) en Argentina y Martínez et al. (2012) en Chile, han confirmado la presencia de N. ceranae. Por otro lado, en México la detección de Nosema spp., se realizó en 2011, con muestras recolectadas desde 2004 (Guzmán et al., 2011). En los últimos años, se han realizado diversos trabajos para detectar la presencia de Nosema spp., tanto en colonias comerciales y enjambres silvestres, como lo demuestran los trabajos realizados por Casavantes (2011); Acosta et al. (2014) en Chihuahua; Martínez et al. (2011) en Yucatán, así mismo en Campeche, Martínez y Catzín (2012) reportaron elevada frecuencia de Nosema spp. (99%) en las muestras colectadas, concluyendo que la nosemosis ha aumentado.

Por otro lado, El ácaro traqueal A. woodi es un parásito interno obligado, que se aparea y se desarrolla dentro de las tráqueas del sistema respiratorio de las abejas adultas, es microscópico se alimenta de la hemolinfa de las abejas melíferas provocando pérdidas económicas significativas en muchas áreas geográficas, ya que dentro de la colonia se esparcen rápidamente por el contacto entre las abejas, así como por medio de la deriva de abejas infestadas propagándose de una colonia a otra (Bailey, 1983). El ácaro traqueal A. woodi ha invadido Asia, Europa, partes de África, América del Norte y del Sur excepto, Australia, Nueva Zelanda, Noruega y Suecia, debido a su amplia distribución, se piensa que está relacionada con la pérdida de colonias de abejas melíferas en la India (Singh et al., 2013; Shakib y Mehdi, 2016).

En América Latina, Maggi et al. (2016), identificaron su presencia al revisar el estado de salud de las abejas en diferentes países y reportaron frecuencias de 1 a 2.7% en Uruguay y 2.7% en el estado de Táchira en Venezuela. Las colonias de abejas melíferas europeas en Europa, Asia y América del Norte sufren grandes pérdidas de poblaciones, en comparación con abejas de otras partes del mundo que logran sobrevivir satisfactoriamente a los patógenos (Coelho et al., 2015). En México A. woodi ocasionó graves pérdidas económicas para los apicultores durante los primeros años después de su detección (Wilson y Nunamaker, 1983).

No obstante, la región del trópico húmedo de México ha sido poco estudiada, por ello, siendo las enfermedades las causas probables del CCP, el objetivo de este trabajo fue determinar la frecuencia y niveles de infestación de V. destructor y A. woodi, así como la frecuencia y niveles de infección de Nosema spp. en Tabasco, México.

Materiales y métodos

Localización geográfica de los apiarios

El estado de Tabasco posee una extensión territorial de 2 446 100 ha. Colinda al norte con el Golfo de México y Campeche; al este con Campeche y la República de Guatemala; al sur con Chiapas; al oeste con Veracruz de Ignacio de la Llave, en Tabasco se registran los climas cálido húmedo con lluvias todo el año Af, cálido húmedo con abundantes lluvias en verano Am y cálido subhúmedo con lluvias en verano A(w) (INEGI, 2017). Tabasco está dividido en cinco subregiones fisiogeográficas.

1) Subregión Centro. Se encuentra dentro de la región hidrográfica del río Grijalva, a la que también pertenecen la Subregión Chontalpa y Subregión Sierra. Su superficie es de 2 572.84 km², lo que representa 10.51% del total del estado. esta subregión está formada por terrenos en su mayoría bajos y algunas zonas pantanosas principalmente en los municipios de Centro y Nacajuca. Como puede observarse en la Figura 1, posee vegetación de pastizales, tulares y agricultura de temporal, destacando los cultivos de maíz, papaya, plátano y cacao.

2) Subregión Chontalpa. se localiza en la parte más occidental del estado, colinda con los estados de Veracruz y Chiapas, esta subregión se encuentra dentro de la región hidrográfica del río Grijalva, a la que también pertenecen las Subregiones Centro y Sierra. Cuenta con una superficie de 7 606.09 km², lo que representa 31.08% del total del estado. El terreno es mayormente plano con escasas elevaciones regulares de poca importancia. Como puede observarse en la Figura 1, esta subregión posee vegetación de pastizales, tulares, agricultura de temporal, vegetación secundaria, selva mediana y manglares, las asociaciones vegetales de la sabana están a continuación de la selva y son básicas para la ganadería. Existen plantaciones comerciales de cítricos, cacao especies forestales como eucalipto. Esta subregión, es el principal productor de cacao, caña de azúcar, piña, limón y naranja, también cuenta con dos de los tres ingenios azucareros existentes en el estado.

Figura 1. Geolocalización de apiarios, subregiones, uso del suelo y vegetación de Tabasco, México.

3) Subregión Pantanos. Se localiza en la parte centro-noroeste del estado y como su nombre lo indica, esta zona es donde se unen los ríos Grijalva y Usumacinta, formándose numerosas marismas, lagunas y pantanos al estancarse el agua debido al relieve plano y con poca o ninguna variación. Esta subregión se encuentra dentro de la región hidrográfica del río Usumacinta, a la que también pertenece la Subregión Ríos. Su superficie es de 6 588.39 km², lo que representa 33.74% del total del estado. Como puede observarse en la Figura 1, esta subregión posee vegetación de pastizales, tulares, agricultura de temporal, vegetación secundaria, selva mediana y manglares. En esta subregión se encuentra la reserva de la biosfera de los Pantanos de Centla, patrimonio natural de la humanidad; la cual protege y conserva una extensión de 302.706 has de humedales, una de las áreas más extensas de Mesoamérica con este ecosistema. Esta subregión es la que conserva la mayor concentración de reserva selvática en los límites con la República de Guatemala.

4) Subregión Ríos. Se localiza en la parte más oriental del estado, en los límites con el estado de Campeche y la República de Guatemala. Se llama así por la gran cantidad de ríos que la cruzan, entre ellos, el río Usumacinta, el más caudaloso del país y el río San Pedro Mártir. Esta subregión se encuentra dentro de la región hidrográfica del río Usumacinta, a la que también pertenece la Subregión Pantanos. Cuenta con una superficie de 6 234.2 km², lo que representa 24.67% del total del estado, el relieve es plano con algunos lomeríos y algunas zonas montañosas que no sobrepasan los 600 msnm. Como puede observarse en la Figura 1, esta subregión posee vegetación de pastizales, tulares, agricultura de temporal, vegetación secundaria y selva mediana.

5) Subregión Sierra. Esta subregión se encuentra dentro de la región hidrográfica del río Grijalva, a la que también pertenecen las subregiones Chontalpa y Centro. Cuenta con una su superficie de 1 799.38 km², lo que representa 7.35% del total del estado. La geografía concuerda más con la de la Sierra Madre de Chiapas que con la del resto de Tabasco pues, mientras que el relieve tabasqueño se caracteriza por ser plano y regular, esta zona presenta una gran concentración de elevaciones, ninguna de ellas mayor a los 1 000 msnm, el clima también varía en esta subregión, presentándose en la sierra algunas de las mayores precipitaciones anuales del país (INEGI, 2017).

Obtención de la muestra

El presente trabajo se realizó durante octubre a noviembre de 2020, en apiarios de apicultores cooperantes de las cinco subregiones, cuya geolocalización, uso del suelo y vegetación, se puede observar en la Figura 1. Del interior de cada cámara de cría, se tomó una muestra de 200-300 abejas obreras adultas en un frasco de plástico con capacidad de 250 ml conteniendo 100 ml de etanol al 96%, haciendo un total de 112 colonias. Las muestras fueron trasladadas al laboratorio de biotecnología del Tecnológico Nacional de México campus Zona Olmeca (latitud 15Q 515233; longitud 15Q 2005221; 3 masl) para su conservación en refrigeración a 4 ºC hasta su análisis.

Trabajo de laboratorio

Determinación de las frecuencias de infestación de V. destructor y A. woodi y frecuencia de infección de Nosema spp.

Para la determinación de la frecuencia de infestación de cada una de las patologías, se consideró el total de muestras N= 112 colonias. Las frecuencias [Frecuencia de V. destructor en cría operculada (FVCO), frecuencia de V. destructor en abejas adultas (FVAA), frecuencia de Nosema spp. (FN) y frecuencia de A. woodi (FAW)], se obtuvieron mediante la siguiente fórmula: frecuencia= (número de colonias positivas/112 colonias totales) * 100 (Thrusfield, 2007).

Determinación del nivel de infestación de V. destructor

En el presente estudio se evaluó el nivel de infestación de V. destructor en cría operculada (NIVCO) y el nivel de infestación de V. destructor en abejas adultas (NIVAA).

Determinación del nivel de infestación de V. destructor en cría operculada (NIVCO)

Para evaluar el NIVCO se tomó un fragmento de panal con cría operculada (10 x 15 cm) en cada una de las 112 colonias, del cual se retiró el opérculo de 100 celdas, para extraer las larvas y cuantificar el número de ácaros V. destructor totales. El interior de cada celda se examinó con la ayuda de un otoscopio. El NIVCO es el resultado del número de celdas infestadas con ácaros V. destructor dividido entre 100 celdas analizadas (De Jong et al., 1982).

Determinación del nivel de infestación de V. destructor en abejas adultas (NIVAA)

De acuerdo con la metodología propuesta por De Jong et al. (1982), mediante agitación en alcohol al 96% de las muestras de abejas adultas de cada colonia, se desprendieron los ácaros adheridos al cuerpo de estas abejas y posteriormente se vertió el alcohol en un recipiente con una malla, la cual permite el paso de los ácaros a través de ella. El NIVAA se determinó mediante la división del número total de V. destructor recuperadas entre el número total de abejas multiplicado por 100.

Determinación del nivel de infección de Nosema spp. (NIN)

De cada muestra por colonia, en un mortero de porcelana, se maceraron 20 abdómenes de abejas en 10 ml de agua destilada estéril (0.5 ml de agua destilada estéril por abdomen). De acuerdo con Cantwell (1970), una alícuota del homogenado se depositó en un hemocitómetro para la cuantificación de esporas empleando un microscopio óptico (Marca Leica, modelo DM 500, con cámara digital integrada). La fórmula para determinar los niveles de infección utilizada fue: número de esporas por abeja= volumen de agua destilada * número de esporas por cuadrante/volumen por cada campo. Para la determinación del NIN, se tomaron como referencia los parámetros propuestos por Jaycox (1960).

Determinación del nivel de infestación de A. woodi (NIAW)

De cada muestra por colonia, se tomaron al azar 25 abejas adultas de acuerdo con OIE (2008), a cada abeja se le desprendió la cabeza junto con el primer par de patas, dejando visible el anillo torácico, posteriormente se tomaron las tráqueas haciendo preparaciones para su observación al microscopio estereoscópico (Marca Zeizz®, modelo Stemi, con cámara digital integrada Mod. Axiocam 105).

Análisis estadístico

Los datos obtenidos se sometieron a un análisis de estadística descriptiva, pruebas de verificación de varianza, detección de valores atípicos y de Kruscal-Wallis (H) para la comparación de las medianas. Se calculó la correlación lineal simple entre los índices de infestación (r). Los datos en porcentaje fueron transformados mediante la ecuación arcoseno (Steel y Torrie, 1988). Se emplearon los programas Stat Graphics Centurion® y Minitap versión IX®.

Resultados y discusión

Frecuencia y niveles de infestación de V. destructor en cría operculada

A nivel estatal se encontró una FVCO= 69.64%, y NIVCO= 13.86 ±17.96%. La mayor infestación se encontró en la subregión Chontalpa 18.33 ±23.45, seguidos de las subregiones Pantanos (11.96 ±13.66) y Centro (10.5 ±11.49), encontrando los valores por debajo del límite permitido (10%) en las subregiones Ríos (9.5 ±9.67) y Sierra (5.5 ±4.65), estos resultados posiblemente se deban al período de flujo de néctar el cual varía entre las diferentes subregiones.

Como puede observarse en la (Figura 2A), hay una diferencia de más de 3 a 1 entre la desviación estándar más pequeña y la más grande, lo que indica los datos no se ajustan a una distribución normal. La prueba Kruskal-Wallis (H= 3.91; p= 0.418) indica no existencia de diferencias significativas entre las subregiones al 95% de confianza. Sin embargo, estas diferencias a pesar de no ser significativas estadísticamente se deben a posiblemente a que el flujo de néctar varía en las diferentes subregiones.

Figura 2. Infestación de Varroa en cría operculada (NIVCO), infestación de Varroa en abejas adultas (NIVAA) e infestación de Nosema (NIN) en las subregiones de Tabasco, México.

Al emplear como fuente de variación los municipios, se encontró en Cárdenas el máximo nivel de NIVCO= 40.33 ±55.16%. El nivel más bajo se encontró en Jalapa (5.5 ±6.36), Tacotalpa (5.5 ±4.95) y Centla (5.57 ±4.72). Se observa la gran heterogeneidad dentro de los municipios de una misma subregión. De 78 (100%) diagnósticos positivos, 44 (56.41%) resultaron ≤9; 11 (14.1%) resultaron de 10 a 15 y 23 (29.49%) resultaron de 16 a 104 varroas en 100 celdas. Existe una correlación fuerte significativa entre NIVCO con NIVAA (N= 112; r= 0.58; p= 0.0001).

Frecuencia y niveles de infestación de V. destructor en abejas adultas

A nivel estatal se encontró una FVAA= 92.86% con un NIVAA= 3.88 ±3.33%. Los niveles de infestación observados en las diferentes subregiones fueron los siguientes: Sierra (4.5 ±4.75), Chontalpa (4.14 ±3.35%) y Pantanos (4 ±3.79%), Ríos (3.51 ±2.97%) y Centro (2.87 ±1.13%). Como puede observarse en la Figura 2B, hay una diferencia de más de 3 a 1 entre la desviación estándar más pequeña y la más grande, lo que indica que los datos no se ajustan a una distribución normal. La prueba Kruskal-Wallis (H= 0.77; p= 0.94) indica que no existen diferencias estadísticamente significativas entre las subregiones al 95% de confianza.

En promedio todas las subregiones son inferiores al 5%, el cual se toma como referencia como el nivel máximo permitido que debe tener la colonia con base a DOF (1994). No obstante, los coeficientes de variación por subregión expresan alta variabilidad entre las colonias del mismo apiario. Al emplear como fuente de variación los municipios, se encontró en Cárdenas (NIVAA= 10.02 ±4.98%) y Jalapa (NIVAA= 6.13 ±6.9%), siendo los únicos que rebasan el límite permisible de acuerdo con DOF (1994). Niveles más bajos se encontraron en el municipio de Paraíso NIVAA= 2.55 ±1.1%, Centla NIVAA= 2.67 ±1.83%, Centro NIVAA= 2.85 ±1.09% y Jalpa NIVAA= 2.88 ±1.27%. Como puede observarse en la figura 2B, existe una a amplia variabilidad entre los valores de las colonias la cual posiblemente se debe al efecto de las subregiones.

En la presente investigación se encontró alta frecuencia en V. destructor. Sin embargo, se detectaron colonias que rebasan los límites permisibles, de acuerdo con DOF (1994). Trabajos similares realizados por Martínez et al. (2011), en un estudio comparativo entre colonias manejadas y enjambres silvestres, realizado en Mérida, Yucatán, reportaron FIVAA= 62.9%; NIVAA= 1.7 ±0.26 (ácaros/100 abejas) en colonias manejadas; FIVAA= 55.1%; NIVAA = 1.96 ±0.44 (ácaros/100 abejas) en enjambres silvestres (diferencias no significativas). De acuerdo con Vaziritabar et al. (2016); Masaquiza et al. (2019), ciertas poblaciones de abejas presentan tolerancia al ácaro V. destructor, pues sus mecanismos de defensa les permiten mantener tasas de infestación en rangos permisibles.

Frecuencia y niveles de infección de Nosema spp

A nivel estatal se encontró una FN= 91.96%, con un NIN= 133 738 ±156 221 esporas/abeja, que corresponde a una intensidad de infección muy ligera. En las cinco subregiones se encontró una frecuencia de 80 a 100%; las frecuencias observadas fueron las siguientes: Sierra (FN= 100%), Chontalpa (FN= 95.35%), Pantanos (FN= 94.44%); Centro (FN= 83.33%) y Ríos (FN= 80%). Aunque en todas las subregiones corresponden a intensidad de infección muy ligera de acuerdo con la escala de Jacox (1960), en promedio la mayor infección se encontró en Chontalpa (NIN= 213 720 ±182 724 esporas por abeja), seguido de Ríos (NIN= 102 083 ±176 039 esporas por abeja), Pantanos (NIN= 96 324 ±98 595 esporas por abeja), Sierra (NIN= 41 667 ±15 138 esporas por abeja) y Centro (NIN= 26 250 ±16 084 esporas por abeja).

Como puede observarse en la Figura 2C, hay una diferencia de más de 3 a 1 entre la desviación estándar más pequeña y la más grande, lo que indica que los datos no se ajustan a una distribución normal. La prueba Kruskal-Wallis (H= 0.79; p= 0.944) no existen diferencias estadísticamente significativas entre las subregiones al 95% de confianza. Al emplear como fuente de variación los municipios, el máximo NIN, se encontró en los municipios de Cunduacán (NIN= 250 000 ±220 440) y Comalcalco (NIN= 240 948), seguidos de Macuspana (NIN= 116 447 ±109 612) y Tenosique (NIN= 102 083). El 63.64% de los municipios restante presentaron NIN≤ 90 000 esporas por abeja. Estudios similares realizados en Yucatán reportaron la presencia de Nosema spp., en un 74% de colonias manejadas y un nivel de infección de 1 430 x 103 ±232 x103 (esporas/abeja); en enjambres silvestres se observó una frecuencia de un 53%, con un nivel de infección de 1 416 x 103 ±264 x103 (esporas/abeja).

Los resultados observados en el presente estudio coinciden con lo reportado por Martínez y Catzín (2012), quienes reportaron elevada frecuencia de Nosema spp. (99%), en las muestras colectadas concluyendo que la presencia de Nosema spp., ha aumentado con el paso de los años en Campeche. En el presente trabajo, hubo diferencias significativas entre apiarios (nivel de infestación muy ligera), considerando que las muestras fueron colectadas en la misma estación del año, estos resultados sugieren algún efecto por el manejo que los apicultores realizan en las colonias.

Los valores bajos encontrados en enjambres silvestres, podría explicarse de acuerdo con algunos autores como Bailey (1983), quien reportó que la manipulación contante de las colonias eleva el estrés provocando mayor incidencia de enfermedades. Las esporas de Nosema spp., son resistentes al ambiente, encontrándose en los desechos de las abejas o en la miel, además de permanecer viables durante un año. El número de esporas de Nosema spp. se incrementa al aumentar los niveles de infestación de V. destructor, debido a la reducción de la hemolinfa en abejas infestadas, favoreciendo la multiplicación de las esporas (Fries et al., 2013); no obstante, nuestros resultados mostraron que no existe correlación significativa entre estas variables (r= -0.05; p= 5.5612).

Según Medina et al. (2014), colectaron muestras de abejas en 25 apiarios comerciales, distribuidos en 15 municipios de tres zonas ecológicas de Zacatecas; (n= 151 colonias) y a mediados de la primavera de 2011 (n= 148 colonias), encontrando positivas a Nosema spp., 4.7% de la población analizada en primavera; mientras que la mayoría de los casos de Nosema spp. (86%) se detectó en la zona semiseca semicálida, evidenciando el efecto de la estación del año; asimismo, indicaron que la V. destructor es la parasitosis más común de las abejas melíferas adultas en Zacatecas.

Por otro lado, Bravo et al. (2014), encontraron 16% de muestras positivas a Nosema spp., en cinco municipios de Oaxaca. Nava (1996) en la zona sur de Jalisco, en el año 1996 encontró infección muy ligera en 90% de las colonias evaluadas, años más tarde, Tapia et al. (2017), analizaron la relación de los factores ambientales con la FN en ocho municipios del sur sureste del estado de Jalisco (Dos municipios con clima templado subhúmedo, seis con clima cálido subhúmedo), en este estudio encontraron que el 100% de las muestras fueron positivas, 83.75% presentó entre 1 a 5 millones de esporas/abeja (Infección ligera), 13.3% presentó de 0.01 a 1 millon de esporas/abeja (Infección muy ligera), 2.6% presentó de 5 a 10 millones de esporas/abeja (infección regular) y 0.25% presentó de 10 a 20 millones de esporas/abeja (infección semisevera).

Estos autores, reportaron correlaciones negativas bajas (r= -0.35) (p= 0.01), entre la altitud, con la intensidad de infección de Nosema spp.; asimismo, hayaron débil correlación negativa entre la intensidad de infección de Nosema spp. (r= -0.12) con municipios que tienen más precipitación pluvial anual sobre el promedio (953 mm), esta relación no fue significativa (p= 0.16); sin embargo, la temperatura ambiental presentó una correlación media con la intensidad de infección de Nosema spp. (r= 0.44; p= 0.01). Lo anterior sugiere que conforme aumente la temperatura sobre el promedio de los 21°C en los municipios evaluados, aumentará la intensidad o severidad de la infección, con base en estos resultados Tapia et al. (2017) han sugerido la posibilidad de hacer control biológico, retirando cada año los panales más viejos en las colonias y hacer el cambio anual de reinas.

Presencia de V. destructor y Nosema spp.

La presencia de V. destructor-Nosema spp., ocasiona una alta mortalidad de abejas, a pesar de que el número de esporas de Nosema spp., en el organismo de estos insectos sea mucho menor que en casos de infección de este microsporidio (Hinojosa y González, 2004). Como puede observarse en la Figura 3, se encontró 63.4% de coinfecciones triples (NIVCO-NIVAA-NIN) y 23.21% dobles (NIVAA-NIN), siendo menos frecuentes el resto de las combinaciones posibles.

Según Bravo et al. (2014), mediante análisis microscópico y confirmación por métodos moleculares reportaron la frecuencia de N. ceranae en la V región de Valparaíso, Chile, confirmando la ausencia de N. apis. Esto demuestra que las técnicas moleculares son de gran importancia para complementar a las técnicas convencionales de microscopía, en estudios epidemiológicos de Nosema spp., mismas que deberán considerarse en programas de capacitación de recursos humanos y políticas para el monitoreo de la dinámica poblacional y control apropiado de estos patógenos, ante el riesgo latente de incrementar la infección de las colonias en México.

Figura 3. Infestación simple, mixta y tripe de Varroa en cría operculada (IVCO), infestación de Varroa en abejas adultas (IVAA) e infestación de Nosema (IN) en Tabasco, México.

Frecuencia y niveles de infestación por A. woodi

En la presente investigación, no se detectó la presencia de ácaros traqueales en ninguna de las muestras analizadas. García y Arechavaleta (2018) en un estudio realizado en el estado de Morelos, México, reportaron una prevalencia de A. woodi de 0.02 y que 10.3% de los apiarios incluidos en el estudio tuvieron al menos una colonia positiva a esta enfermedad. El porcentaje de infestación promedio en las colonias positivas fue de 7.32 ±0.75, con un nivel mínimo de infestación de 5% y un nivel máximo de 20%. Por otro lado, Martínez et al. (2015), en un estudio realizado en colonias comerciales en el estado de Yucatán, México, no encontraron presencia de A. woodi.

Conclusiones

Se observó la presencia de V. destructor en 92.86% de las colonias a nivel estatal. Sin embargo, se observó que existen diferencias en las frecuencias y niveles de infestación entre las diferentes subregiones del estado de Tabasco. Es importante que los apicultores establezcan calendarios de tratamiento para el control de V. destructor de acuerdo con las condiciones de cada subregión.

Se confirmó la presencia de Nosema spp., en Tabasco ya que a pesar de que la apicultura es una actividad importante para el estado, no existen estudios que hayan confirmado su presencia. Se observó una frecuencia de 91.96%, con un nivel de infección de 133 738 ±156 221 esporas/abeja.

No se observó la presencia de A. woodi en el estado, por lo que posiblemente la frecuencia de este parásito sea baja.

Agradecimientos

El autor para correspondencia agradece a la Dirección de Desarrollo Municipal del Ayuntamiento del Municipio de Comalcalco, Tabaco, México por el apoyo logístico para la realización del muestreo. A los amigos apicultores Miel Emmanuel, Miel Costera, Mieleros de Macuspana Microregión Agua Blanca, Holcim México y Apicultores Unidos de Comalcalco, por permitir realizar las colectas en sus apiarios. Al TecNM por el financiamiento otorgado al proyecto: Determinación de Varroa y detección molecular de Nosema apis y Nosema ceranae, en apiarios comerciales de Apis mellifera, en el estado de Tabasco, México. Clave: 6328.17P.

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