La comprensión del paisaje ha tomado relevancia entre comunidades que buscan opciones de mejora a métodos de producción, gestión y manejo del patrimonio. El paisaje agavero en México, da sentido e identidad a varios estados de México. Esta investigación discutió la percepción de dos comunidades que producen bebidas destiladas de Agave sobre su patrimonio paisajístico en el año 2018. El estudio de caso de Tlaquiltenango, Morelos y Arandas Jalisco fue seleccionado, ya que ambos explotan comercialmente la planta en distintas proporciones, una en mayor escala que otra. Ambas comunidades producen bebidas alcohólicas que no solo implica un bien material, sino un producto de cultura, historia e identidad. Para ello, se realizó la aplicación de un instrumento para evaluar el acercamiento a la percepción del paisaje agavero como parte de patrimonio de una manera integral, definiendo como actores a trabajadores locales y tomadores de decisiones y la identificación de residuales como problemática. Los resultados mostraron que la mayoría de los participantes perciben al paisaje agavero como parte de su patrimonio e identidad, siendo factible trabajar con propuestas para reutilizar los residuales como alternativa para la obtención de subproductos del proceso de producción para su revalorización. Un análisis integral del concepto de paisaje vislumbra una solución a problemas asociados con la comunidad de productores respecto a la gestión y transformación de los residuales producidos. Lo cual facilita la participación de representantes, productores, administradores y expertos, etc., en temas de conservación del patrimonio paisajístico agavero.
agave, conservación, paisaje, patrimonio.
El Convenio Europeo del Paisaje (CEP, 2000) promueve la planificación, protección y gestión sostenible de los paisajes. En su artículo primero, se define al paisaje como ‘un área, tal como es percibida por las personas, cuyo carácter es el resultado de la acción e interacción de factores naturales y humanos, por lo que es un elemento fundamental del entorno, expresión de la diversidad de su patrimonio cultural y natural y como fundamento de su identidad’ (Prieur, 2006). Este convenio establece estrategias y medidas para proteger, gestionar y planificar paisajes, con el objetivo de mantener y mejorar su calidad, fomentando el reconocimiento de su valor (Fanfani et al., 2015), la importancia de la percepción pública y la integración de esta en acciones de conservación.
El paisaje es un fenómeno complejo que evoluciona continuamente a través del tiempo y el espacio (CEP, 2006). Por lo tanto, los paisajes cuentan con una amplia variedad de significados, que concuerdan. con la diversidad e identidad cultural de las comunidades. El paisaje físico afecta la cultura y esta influye en el paisaje (Álvarez, 2011). El daño de los paisajes naturales, hoy en día, es de relevancia importante para el desarrollo sostenible, ya que existe dependencia del hombre y mujer hacia los recursos naturales para garantizar su sobrevivencia. Como herencia natural y cultural, los paisajes deben ser protegidos y gestionados en este contexto (Steer, 2008).
La percepción es el proceso en el cual la información se deriva a través de los sentidos, es organizada e interpretada. Se trata del procesamiento de la información (cognitiva), el sentimiento de las emociones (afectivo) y las preferencias de las personas (evaluativa) (Van der Heijden, 2002). Estudios previos (Rogge et al., 2007), han señalado las diferencias entre las percepciones de paisajes, en los cuales se concluye que esto puede estar relacionado con cómo los diferentes grupos de personas perciben la administración de la tierra, así como las cualidades de los paisajes y los posibles efectos colaterales sobre los mismos.
Los criterios para los estudios de percepción del paisaje son en su mayoría de pertenencia o de agrado (Palmer, 2003). Las personas juzgan e interpretan sus entornos y responden a los mismos en términos de respuestas afectivas, determinados por códigos sociales (Boado y Vázquez, 2000). Lo que significa que para preservar paisajes naturales y culturales se debe preservar perspectivas a fines en generaciones futuras, relacionado con la conservación de recursos (Cosgrove, 2002). Por ello, conocer la percepción, es una herramienta para la determinación de la calidad del paisaje, proporcionando un análisis y una clasificación sistemática para una buena gestión.
La UNESCO (2006) nombró al paisaje agavero de Tequila, Jalisco como patrimonio cultural de la humanidad, un paisaje único en el mundo por sus agaves y destilerías. Este nombramiento incluye los cultivos de la planta, destilerías, factorías y asentamientos humanos de ese territorio, con un valor cultural y emblemático de primer nivel para el país. Se trata de un paisaje viviente, de trabajo, de campos cultivados con agave, de territorios históricos, de los asentamientos urbanos, donde la bebida era y es producida (Gómez, 2014).
Actualmente entre los objetivos planteados por los promotores del paisaje como patrimonio destacan aquellos que refieren un interés por conservar e incluso mejorar las condiciones en las cuales se realiza el cultivo de agave (Hernández López, 2013). El paisaje agavero (PA), tiene un fuerte significado cultural a nivel nacional. Sin embargo, el proceso productivo de bebidas alcohólicas genera gran volumen de residuales, por lo que vislumbrar un uso o aprovechamiento, es de gran interés. Este estudio tuvo como objetivo identificar la concepción del PA en dos comunidades productora con diferente nivel de gestión del patrimonio paisajístico y distintas características del paisaje ya que la fuerza de la acción humana sobre el agave, así como la percepción de los residuales generados en la producción de bebidas destiladas es distinta e impacta de forma directa con la comprensión de la identidad, aceptación y apropiación del PA en ambos escenarios.
A fin de enmarcar que cada paisaje es diferente y relevante para cada comunidad, las áreas de estudio se manejaron teniendo en consideración su propio contexto. Por esta razón, se seleccionó un enfoque comparativo de dos regiones agaveras de México.
El municipio de Arandas se localiza en el centro oriente del estado de Jalisco, con latitud: 20° 42’ 18’’ norte y longitud: 102° 20’ 46’’ oeste, a una altura de 2 000 msnm. La temperatura media anual es de 19 °C y una precipitación media de 888.1 mm, con régimen de lluvias en los meses de julio, agosto y septiembre (IIEG, 2016).
El paisaje agavero de Arandas (Figura 1A) ha tenido una fuerte tradición cultural que se ha transformado por varios siglos y que de ella ha nacido uno de los principales íconos de México: el tequila. Las antiguas instalaciones industriales junto al PA, conforman la extensión de plantaciones del llamado agave azul, del estado de Jalisco. Una de las principales actividades económicas y fuente de ingreso de este Estado, es la industria tequilera. La cual depende de la oferta y la demanda de la materia prima para la elaboración del tequila, el Agave tequilana Weber.
Desde la década de los noventa (durante el boom agavero), una gran cantidad de migrantes llegaron a la ciudad de Arandas en busca de oportunidades de empleo, principalmente en el campo, ya fuera sembrando, manteniendo los plantíos de agave o en la jima de la planta para su posterior traslado a las fábricas (Hernández et al., 2000). En los alrededores de Arandas, entre milpas e infinitos campos de agave, se pueden descubrir algunas de las haciendas que son parte histórica esencial de la región. Existen en Arandas más de veinte empresas fabricantes afiliadas a la Cámara Nacional de la Industria Tequilera (CNIT), las cuales tienen productos relacionados con la planta del agave y contribuyen al desarrollo de la economía local (CNIT, 2019).
El Municipio de Tlaquiltenango se localiza en la región sur del estado de Morelos, con latitud 18° 37’ 44” norte y 90°09’ 37” longitud oeste, a una altura de 911 msnm. Forma parte de la zona conurbada intermunicipal de Jojutla. El clima predominante en el municipio es el cálido subhúmedo (INAFED, 2007). Históricamente, el paisaje agavero de Tlaquiltenango, Morelos (Figura 1B) en las regiones Surponiente y Suroriente, se ha producido mezcal con agave criollo, principalmente en Miacatlán, Tlaquiltenango y Puente de Ixtla.
Por lo tanto, se cuenta con la experiencia y el conocimiento en el paisaje agavero tanto en producción y transformación de esta planta, contando con recursos forestales abundantes de agave nativo, que no es totalmente aprovechado (Granados, 1993). Los productores de agave del estado de Morelos buscan ampliar y diversificar su mercado a partir de la especie Agave angustifolia Haw., ya que a falta de la denominación de origen existe una barrera para la comercialización de su producto. Actualmente, se encuentran fomentando la diversificación del mercado a la obtención de otros productos como los fructanos y jarabe de agave.
Los productores de destilado están representados por 28 grupos organizados de los cuales solo nueve se encuentran formalmente constituidos (información directa de los productores Morelos, 2017). La demanda de esta producción atiende inicialmente a la demanda local y regional de consumidores, que prefieren el sabor del licor a partir del agave de forma artesanal (García de Alva, 2020).
Se aplicó el instrumento a cien personas, dividido en dos grupos clave según el rol que cumplen en el proceso productivo y que consideramos clave por su vínculo con el paisaje agavero. el primer grupo fue conformado por trabajadores locales (TL) constituida por productores, trabajadores y residentes. Mientras que el segundo grupo por dueños y tomadores de decisiones (TD) (Cuadro 1).
Para acercarse a la percepción del PA en Arandas, Jalisco, se realizó una encuesta (García de Alva, 2020) a trabajadores de una mediana empresa productora de tequila, conformada por 72 personas. De los cuáles se entrevistó al 69% en la categoría de trabajadores locales de Jalisco (TLJ), además de 12 propietarios-tomadores de decisiones de Jalisco (TDJ). Se determinó el tamaño de la muestra indicando un nivel de confianza de 95%. Para la comunidad de Tlaquiltenango, Morelos, la encuesta (Cuadro 1) se aplicó al 100% de los trabajadores de una pequeña empresa productora de destilado en este municipio. Conformada por 30 trabajadores pertenecientes a la actividad del campo, en la categoría de TL, además de 8 TD. Se determinó el tamaño de la muestra indicando un nivel de confianza de 95%.
Para los fines de este estudio, se consideró que ambos paisajes están vinculados a la planta de agave en múltiples etapas espaciales y temporales y que la percepción depende de la interpretación individual y específica de los miembros de la comunidad. En la visita a cada una de las comunidades, se reunieron a los actores seleccionados al azar de entre los trabajadores (bola de nieve). Teniendo en consideración característica socio demográficas variadas para asegurar que haya diversidad de edades, géneros, antecedentes geográficos, niveles educativos y ocupaciones. Después de realizar una breve introducción a los objetivos de este estudio, se realizó la aplicación del instrumento.
De inicio, se solicitó a los encuestados que mencionaran con sus palabras lo que entendían por paisaje y por patrimonio (parte A), bajo la hipótesis de que diversas personas pueden asimilar el mismo término de distinta manera, por lo tanto, no hay una respuesta correcta o equivocada. Después, se requirió que los actores pensaran en el paisaje como la definición de paisaje del CEP, esto es, como ‘un área, en cualquier forma percibida por un observador’ y se les preguntó si podrían mencionar, si el agave proveía características distintivas al territorio en materia natural y cultural, brindando una condición peculiar a su comunidad (parte B). Percibiendo con ello cualquier existencia de vínculo con el PA/individuo.
Se encontró que los actores mencionaban una percepción de la planta de agave como parte de su patrimonio natural y cultural, se les solicitó que precisaran si a partir del proceso productivo se producían residuales, si se realiza aprovechamiento de la planta residual y si a partir del proceso productivo se generan problemas, así como si existían formas de aprovechamiento, si ellos percibían cambios en suelo, aire, agua o incluso cambios sociales (parte C).
Durante el análisis de discurso de las diferentes encuestas, las categorías no fueron predeterminadas, por lo que la codificación de datos cualitativos se realizó de manera inductiva. Fueron definidas con base en los resultados de la encuesta. Durante el trabajo de campo, se realizó un marco para organizar y describir lo que arrojaron los instrumentos mediante la clasificación e interpretación de los datos cualitativos. El análisis descriptivo estableció las bases para entender y ordenar los significados a partir de los datos cualitativos en datos cuantitativos. Al finalizar, se realizaron equiparaciones para conocer la importancia relativa de los datos para obtener conclusiones generadas.
Consistió en la descripción de cómo las personas conciben paisaje y el patrimonio. Estos términos evocan diferentes representaciones y definiciones entre los individuos encuestados. Con el análisis de la codificación de las respuestas del instrumento, se tipificaron conceptos similares entre las respuestas mencionadas. Se lograron identificar cuatro temas clave: a) el paisaje comprende las zonas rurales, urbanas y naturales; b) paisaje relacionado con lo visual y cualidades estéticas, con referencias a vistas, paisajes, panoramas, con adjetivos relacionados con la belleza, armonía; c) paisaje relacionado con la composición física de la tierra, incluida la geología y la geomorfología; y d) paisaje relacionado con las personas, incluidas las costumbres, tradiciones y las formas de vida. También se hicieron referencias a la cultura en relación con la historia, las funciones y características de producción y los aspectos afectivos, conceptualizando al paisaje como un concepto holístico.
Algunos encuestados hicieron referencia a más de un tema dentro de una respuesta, por lo que existieron elementos de superposición entre los conceptos mencionados en diferentes categorías. Por lo tanto, no son mutuamente excluyentes. En esta parte del instrumento se hace una diferenciación por comunidades, tratando de puntualizar las diferencias de la percepción del concepto de PA en conjunto. El 72.25% se identificaron al pensar en el PA con los términos de: campo, tierra, flora y fauna (categoría 1). Por otro lado, 67.5% asocian el PA predominantemente con lo tangible y observable (categoría 2).
En repetidas ocasiones, los actores calificaron su discurso con adjetivos como hermoso, bello, armonioso o bonito ‘sin ese paisaje, al que le llaman el ‘oro azul’, no tendríamos recursos, de ahí vivimos y comemos’. Esta percepción nos permite vislumbrar su posible nivel de apropiación, en concordancia a que ‘cuanto mayor sea la calidad visual estética, mejor será la aprobación’ (Kalivoda et al., 2014). La calidad visual estética ayuda a proteger el patrimonio cultural (Jessel, 2006) de una comunidad. Encontrando a los TDJ como los actores que menos reflejan un vínculo cultural y de identidad con el PA con 58%. El 78.75% de los encuestados asociaron el paisaje con la composición física de la tierra (categoría 3) refiriéndose principalmente a las características geológicas y geomorfológicas.
El 67.5% integra en su descripción de paisaje elementos relacionados con la comunidad, incluidas las costumbres, tradiciones y las formas de vida a través de los años en relación con la historia; es decir, al paisaje como un concepto holístico (categoría 4). No se observaron diferencias significativas entre hombres y mujeres o entre las dos comunidades estudiadas. Sin embargo, se encontraron diferencias significativas tanto para la categoría 2 (belleza) como para la categoría 4 (aspectos afectivos y cultural) con base en la edad del encuestado. Lo que permite aseverar que, a mayor grado de apego y afecto hacia su patrimonio natural y cultural, es referente de mayor edad, además de que existe un mayor interés en su conservación.
En este apartado se identificó la manera en qué los actores perciben a la planta de agave como parte de su paisaje, ya sea como, patrimonio natural o cultural. Las respuestas más comunes fueron las referencias a características, tales como campo, hábitats naturales de flora y fauna (categoría 1), características geomorfológicas (montañas, colinas, valles y acantilados) (categoría 2). Elementos históricos y culturales que se desarrollan dentro de paisaje (categoría 3), especialmente sitios emblemáticos, naturales y culturales, que también tienden a ser destinos turísticos. Además de respuestas respecto a elementos intangibles que vinculan con el PA (categoría 4).
El 99% de los encuestados, coincidió en que el carácter distintivo del paisaje en ambas comunidades son los agaves. El 91.5% lo considera una característica positiva. Utilizando adjetivos de juicios de belleza y cualidades estéticas relacionadas a las imágenes de paisaje presentadas, acompañadas por historias personales dentro del paisaje. En cuanto a elementos que contribuyen a formar el paisaje, los encuestados proporcionaron un amplio rango de respuestas que, una vez codificados analíticamente, dieron como resultado seis temas centrales: a) características rurales; b) físicas/geomorfológicas; c) características culturales; d) aspectos intangibles; y e) cualidades estéticas visuales.
El 54% de los encuestados vincula el PA, únicamente con características rurales, sobre todo los TL, que están en contacto con ese paisaje físico (categoría 1). El 46.5%, mencionó aspectos geográficos del PA (categoría 2). El 59%, a elementos culturales al referirse a este paisaje (categoría 3). El 55.25% consideró que el carácter del paisaje está relacionado con características intangibles (categoría 4); a través, de las principales festividades, identificando sonidos y olores, en el caso de Arandas, Jalisco. Prácticamente, la mayoría de los actores (91.5%), vinculan cualidades estéticas visuales al PA (categoría 5).
La cultura de un individuo no está definida por su origen étnico sino por los resultados conductuales de creencias y conceptos compartidos, valores e incluso reglas (Samovar et al., 2010). Se identificó cómo la comunidad percibe la fuerza y acción humana en el cambio del PA. Existieron elementos de consenso en los resultados y se agruparon en cinco temas: a) urbanización; b) campo; c) contaminación y residuos; d) cultura; y e) turismo. El 70% de los entrevistados consideró que el paisaje muestra predisposición a cambios a largo plazo. Sin embargo, 18% difiere y mencionó que los cambios han sido a corto plazo y recientes. Un 12% no se sintió seguro para dar una respuesta.
Los entrevistados percibieron que existe un cambio constante (90%) el cambio es mayormente negativo, en cuanto a la calidad de las plantaciones. La urbanización (categoría 1) fue el principal aspecto identificado del cambio de paisaje, citado por e54% de los encuestados, utilizando adjetivos de desaprobación en cuestiones estéticas para estas modificaciones. Con referencia a los cambios en el campo (categoría 2), la mayoría de los encuestados 89% refirió a desarrollos que percibieron como de naturaleza negativa, como la pérdida de zonas naturales, el abandono de tierras agrícolas y la pérdida de fauna ‘ahí antes eran tierras de cultivo’.
En el caso de Tlaquiltenango, se vislumbra un énfasis en los cambios positivos percibidos, como la adopción de tierras de cultivo de agave en el estado y en el municipio. Esos fenómenos mencionados se perciben en asociación a un incremento de residuales de 63% producidos en los procesos de transformación, teniendo como referencia más común, la basura y los residuales. ‘Por tener más producción, generan más basura’. (categoría 3). El 66.75% menciona algunos cambios en la cultura de su comunidad (categoría 4), destacando un orgullo menos local, en el caso de Arandas, teniendo preferencia por los bienes y servicios que no son nacionales. Se identificaron otros aspectos como cambios en el paisaje relacionados con el turismo (81.5%), los cuales incluyen modificaciones en el estilo de vida entre los locales y los turistas (categoría 5).
Se localizaron una diversidad de variables. Los tópicos repetitivos fueron muy evidentes. Sugiriendo que, si bien la percepción se relaciona con factores personales, también hay una fuerte contribución de los aspectos del lugar o antecedentes culturales comunes (Taylor et al., 2014). Los actores de Tlaquiltenango, Morelos refieren que, en Arandas, Jalisco, ‘no hay tan buen clima, como aquí’ y que su municipio ‘tiene menor desarrollado y es menos visitado’. Esto implica que el carácter se define no solo sobre la base de lo que es el paisaje, sino también sobre la base de la comparación con otros paisajes (Conrad et al., 2011). Los cambios en el paisaje agrícola de Tlaquiltenango permitieron distinguir la apropiación paulatina del PA.
Todos los productores y actores claves de Tlaquiltenango consideran un cambio importante para ellos y su entorno, el introducir plantaciones de agave a su comunidad, mencionan que sus ‘tierras eran desaprovechadas, no sacábamos nada de ellas’. ‘Estaba a punto de migrar en busca de alguna oportunidad’, ‘las plantas se han adecuado al clima de aquí perfectamente, incluso crecen en la mitad del tiempo que en Jalisco’. Al comprender mejor cómo los agricultores se ven a sí mismos y como llevan a cabo la práctica de la agricultura, es posible que proyectos de empoderamiento, la creación de nuevas herramientas, mercados e incentivos permitan la maximización de la producción de la comunidad minimizando la erosión, la contaminación del agua y la pérdida de biodiversidad (McGuire, 2015).
También se mencionó que ‘fue una oportunidad de transformar ingresos para la familia’, ‘no sabría qué estaría haciendo ahora, si no fuera por esta planta’, declaraciones en las que se puede entrever principios de un apropiamiento progresivo de la planta de agave. Con ello se enmarca la importancia de que exista en los agricultores, una posición de interés y responsabilidad para utilizar su patrimonio de forma tal, que maximicen la producción de cultivos y minimicen el impacto negativo en el mismo (FAO, 2010). Sin embargo, los aspectos intangibles son importantes para salvaguardar su esencia y tendría que ser más que simplemente proteger los sitios físicos, abordando más que solo lo visual (Conrad et al., 2011). Por ello es de suma importancia, que los comuneros vinculen elementos intangibles a su percepción del PA. Siendo necesaria la participación de la comunidad en el análisis, en la fuerza y presión que transforma a los paisajes (Eiter, 2015).
Se cuestionó la percepción de cómo visualizan a los residuales generados en los procesos productivos de la obtención de bebidas alcohólicas, desglosado en distintos rubros: a) a favor del cambio, para aprovechar los residuales; b) aumentar la conciencia y educación de la generación y aprovechamiento de residuales; c) mejorar el manejo del uso y aprovechamiento de la tierra; d) reversión de cambios negativos percibidos a través de cambio de uso de la tierra, rehabilitación, restauración y aprovechamiento; e) innovación para conservar/mejorar desde la perspectiva de paisaje de la comunidad de ambas regiones, el manejo de residuos y la mejora del turismo en la zona y por último; y f) cómo es el aprovechamiento del agave y como les gustaría que fuera su paisaje en algunos años.
De acuerdo con esos aspectos evaluados cerca de 54% expresó su posición a favor de cualquier cambio significativo que tenga un impacto positivo en el PA. Esto se explica en una percepción positiva de la situación actual, y en una percepción negativa de que su territorio como paisaje pudiera tener posibles cambios (Taylor et al., 2014). Además, varios encuestados, en Tlaquiltenango, Morelos, mencionaron ideas de cambios positivos del PA a futuro. Algunos incluyeron propuestas para mitigar la degradación del suelo, tales como: la eliminación de agroquímicos, la rehabilitación y restauración del suelo. Estas recomendaciones se enfocan en mejorar errores de cultivos cercanos y previos a los del agave.
La actividad realizada respecto al agave condiciona la percepción. En ambas comunidades, los TL tienen una percepción del concepto de paisaje más integral (CPI) en relación con los tomadores de decisiones.
Los resultados indican (Figura 2) que la comunidad no puede percibir al paisaje de la misma manera que se especifica en la definición del CEP, ya que en ambas comunidades el paisaje se considera como una sola cosa (sin vínculos aparentes), concentrándose solamente en el paisaje físico. La percepción del paisaje físico tiene influencia a la percepción del paisaje (Zubelzu et al., 2014). Reconociendo la necesidad de entender al paisaje como ‘un componente esencial del entorno de las personas, en el que existe cultura, un patrimonio natural e identidad’ (artículo 5°, Council of Europe, 2006).
La sensibilización de una comunidad como conciencia, se convierte en una cuestión de concentrar puntos de vista de expertos para transmitir la relevancia del paisaje (Olwig, 2007). Por lo tanto, teniendo una mejor comunicación entre los tomadores de decisiones y los comuneros, ya que el involucrar a la comunidad no dependerá solamente de brindar soluciones que, investigaciones como la presente puedan aportar, sino de la motivación, voluntad y participación efectiva de la comunidad. El conocimiento de la percepción e interés de la comunidad indica un grado de consenso de la mayoría de sus integrantes para la toma de decisiones (actores económicos, sociales y culturales).
Conociendo que en la apreciación de valor y la relevancia del PA, existe un potencial para investigar y producir bienes y servicios con una comunidad con un interés social en común. Aunado a ello, las percepciones de la comunidad deben equilibrarse con las otras partes (Prieur, 2006); por ejemplo, con los tomadores de decisiones.
Consiguiendo que el conocimiento local y las estrategias para la conservación del patrimonio estén disponibles para autoridades y actores clave a nivel comunidad. Se fomentará la participación de actores locales, tomadores de decisiones, representantes, actores económicos, especialistas, etc., se reconocerían y adoptarían innovaciones potenciales, ofreciendo ideas. Con ello, se debe garantizar que todos los actores sean informados, motivados y formen parte de lo que conlleve a la conservación de su patrimonio PA. Existiendo evidencia de que la percepción de un PA puede usarse para reaccionar ante una estrategia de empoderamiento a nivel del paisaje (McGuire, 2015). Y con ello, generar acuerdos de técnicas y procesos adecuadas para el aprovechamiento de los residuales que se generan en estas dos comunidades.
Tanto Arandas, Jalisco como Tlaquiltenango, Morelos, tienen como común denominador, la producción de destilados, ya sea tequila o mezcal, a partir de la planta de agave, siendo una de las principales fuentes de ingreso para ambas comunidades. Los actores, en ambas comunidades, tienen características similares como son: edades, escolaridad y formas de vida. Sin embargo, poseen diferencias en cuanto al clima, orografía, modos de producción y ubicación, con respecto a la otra comunidad. A mayor edad, condiciona un grado superior de apego con el patrimonio natural y cultural del PA. La percepción de los diferentes actores depende de la actividad realizada frente al agave.
Los actores que están en contacto y manejo directo con la planta de agave tuvieron una mayor identidad con el patrimonio natural. Contrario a los actores que solo tienen un manejo como producto terminado (destilado o tequila), ya que estos refieren una mayor percepción como patrimonio cultural.
En ambas comunidades, el concepto de paisaje más integral fue el de los trabajadores locales, incluso frente al concepto de los tomadores de decisiones. Las respuestas que refieren adjetivos positivos (tanto de belleza como de apego) nos indican un nivel mejor de apropiación del PA lo que conlleva un interés de proteger su patrimonio cultural y natural en ambas comunidades. Por ello, es factible trabajar con propuestas de las reconfiguraciones de los residuales como alternativas de obtención de un nuevo producto, a partir del proceso de producción de bebidas alcohólicas, en estas dos comunidades.
Olwig, K. R. 2007. The practice of landscape ‘conventions’ and the just landscape: the case of the European Landscape Convention. Landscape Research. 32(5):579-594. https://doi.org/10.1080/01426390701552738.